“Me encanta ser la mala de Patito Feo”

-¿Ha­bías he­cho al­go an­tes de Pa­ti­to?
-Sí, a los 11 años es­tu­ve en La ban­da de Can­ta­ni­ño, en Te­le­fe, y lue­go hi­ce un ci­clo en ca­nal 7 que se lla­mó Chi­cos ar­gen­ti­nos. Pa­ra­le­la­men­te a eso par­ti­ci­pé en un mon­tón de pu­bli­ci­da­des pe­ro que no sa­lie­ron en nues­tro país, eran to­das pa­ra el ex­te­rior.
-O sea que con Pa­ti­to es­tás de­bu­tan­do en pri­me­ra.
-Ja, es un po­co así. Lo que pa­sa es que mi per­so­na­je, An­to­ne­lla, se lle­va to­dos los lau­re­les por­que tie­ne mu­cho pro­ta­gó­ni­co en la ti­ra. Lo que más con­ten­ta me po­ne es que los au­to­res se por­ta­ron muy bien con­mi­go y me de­ja­ron mos­trar mu­chas fa­ce­tas de mi per­so­na­je.
-An­to­ne­lla es la más ma­la de las Di­vi­nas. ¿Có­mo te tra­ta el pú­bli­co en la ca­lle?
-¡Re bien! Ob­via­men­te que los más chi­qui­tos se com­pe­ne­tran mu­cho con el per­so­na­je pe­ro no, ¡na­da que ver!, ten­go una re­la­ción muy lin­da con el pú­bli­co. Y yo le es­toy muy agra­de­ci­da a la gen­te por­que los ar­tis­tas sin el pú­bli­co no so­mos na­die. La gen­te se di­vier­te mu­cho con las mal­da­des de las Di­vi­nas y me lo ha­cen sa­ber.
-¿Te gus­ta ha­cer de ma­la?
-¡Me en­can­ta! En la vi­da real hay mu­chas co­sas que ja­más ha­rías y yo me des­qui­to pu­dién­do­las ha­cer en la fic­ción. Amo ha­cer de ma­la, ¡no hay na­da más di­ver­ti­do! El día que me to­que in­ter­pre­tar a una bue­na te di­ré con cuál me que­do.

OTRO RIT­MO

-Te lle­gó la fa­ma de re­pen­te. ¿Có­mo lo ma­ne­jás?
-Es cier­to, la fa­ma te lle­ga de un día pa­ra el otro y tam­bién de un día pa­ra el otro se te va, así que tra­to de vi­vir tran­qui­la y dis­fru­tar de ca­da mo­men­to pa­ra es­tar con­ten­ta el día que se ter­mi­ne. La gen­te que me co­no­ce des­de chi­ca me di­ce que no cam­bié mi ma­ne­ra de ser y que si­go sien­do la mis­ma de siem­pre. El te­ma de la po­pu­la­ri­dad es muy com­pli­ca­do por­que es­ta­mos ex­pues­tos a un mon­tón de si­tua­cio­nes y sen­sa­cio­nes ra­ras, co­mo no po­der ir de shop­ping o sa­lir a bai­lar. Pe­ro eso no te ha­ce ni me­jor ni peor per­so­na; yo creo que al tra­ba­jar en la te­le, se­gui­mos sien­do los mis­mos chi­cos pe­ro que aho­ra te­ne­mos un rit­mo de vi­da dis­tin­to.
-¿Có­mo es un día en tu vi­da?
-Muy ru­ti­na­rio: me le­van­to tem­pra­no pa­ra ir al co­le­gio, al­muer­zo en ca­sa, me ba­ño pa­ra ir al ca­nal y gra­bo has­ta la no­che. Cuan­do vuel­vo a ca­sa me ba­ño otra vez por­que es­toy lle­na de ma­qui­lla­je y can­sa­da del día. Ce­no, es­tu­dio un po­co, veo los li­bre­tos del día si­guien­te y me voy a dor­mir. Lo que me pa­sa es que no ten­go tiem­po pa­ra ver la te­le y, a ve­ces, si no leo el dia­rio o si no me cuen­tan al­go, nun­ca me en­te­ro de las no­ti­cias. ¡No mi­ro nin­gu­na no­ve­la ni na­da!
-¿Sa­lís a bai­lar?
-No por­que me es muy di­fí­cil ir a bo­li­ches y pa­sar de­sa­per­ci­bi­da. Co­mo sa­li­das op­ta­ti­vas, ten­go ir al tea­tro con mis ami­gos o al ci­ne. Pe­ro lo que más me gus­ta es es­tar en ca­si­ta tran­qui­la. Cuan­do te di­je que mi vi­da es ru­ti­na­ria, es pa­ra los días há­bi­les. Los fi­nes de se­ma­na tra­to de ha­cer co­sas di­fe­ren­tes, co­mo ir a com­prar ro­pa por Pa­ler­mo o sa­lir a to­mar el té con mi ma­má, Adria­na.
-¿Con quién vi­vís?
-Vi­vo en San Isi­dro con mis pa­pás, Gus­ta­vo y Adria­na, y con mi
her­ma­no, Iván (18). El es­tu­dia ci­ne y ya tie­ne bas­tan­te asu­mi­do mi tra­ba­jo pe­ro no es lo que él hu­bie­ra ele­gi­do. Es más, so­mos to­tal­men­te di­fe­ren­tes: Iván es re in­tro­ver­ti­do y es­tá de­trás de cá­ma­ra mien­tras que yo amo es­tar ade­lan­te. Co­mo to­dos los her­ma­nos, nos aga­rra­mos de los pe­los, nos pe­lea­mos pe­ro yo lo amo, ¡es mi her­ma­no!
-¿Te­nés al­gún pun­to en co­mún con An­to­ne­lla?
-¡Sí! En mi vi­da real soy re di­vi­na en el sen­ti­do de que me en­can­ta es­tar siem­pre ma­qui­lla­da y es­plén­di­da. Pe­ro tam­bién soy re cen­tra­da y sé lo que quie­ro. La di­fe­ren­cia es que An­to­ne­lla es ca­paz de ha­cer cual­quier co­sa con tal de lo­grar­lo y yo no. Yo me ba­so en el es­fuer­zo y el ta­len­to pe­ro no se­ría ca­paz de pi­sar­le la ca­be­za a al­guien con tal de lle­gar a ser una can­tan­te fa­mo­sa.

SU PRI­MER NO­VIO
-¿Es cier­to que es­tás de no­via con An­drés Gil?
-¡Sííí! El ha­ce de Bru­no en Pa­ti­to, ¡es un amor! Es­ta­mos jun­tos ha­ce 6 me­ses y ha­ce 4 nos pu­si­mos de no­vios. Es mi pri­mer no­vio, ya lo lle­vé a mi ca­sa y co­no­ció a to­da mi fa­mi­lia. En rea­li­dad, an­tes tu­ve no­vie­ci­tos pe­ro de dar­nos só­lo pi­qui­tos. Andy es mi pri­mer no­vio en se­rio.
-¿Dis­te tu pri­mer be­so en la te­le?
-No, lo di en la vi­da real cuan­do te­nía 13 años. Fue con un chi­co erró­neo en mi vi­da y, co­mo le pa­sa a to­das las chi­cas, a mí tam­po­co me gus­tó el pri­mer be­so. A ese chi­co lo co­no­cí mien­tras ha­cía gim­na­sia en el cam­po de de­por­tes y es­tu­vi­mos tres me­ses. Cuan­do nos pe­lea­mos, ya no lo vi más.
-¿Tus hob­bies?
-Me gus­ta ir al ci­ne, to­mar he­la­dos, sa­lir con mis ami­gas y ha­blar por te­lé­fo­no. Con Gui­do, un com­pa­ñe­ro de Pa­ti­to, vi­vi­mos ha­cien­do chis­tes y ca­ras ra­ras to­do el tiem­po. No ha­go nin­gún de­por­te, só­lo me gus­ta di­ver­tir­me y ha­cer ca­ras ra­ras, ¡no pue­do evi­tar­lo!
-¿Te hi­cis­te al­gún ami­go en Pa­ti­to?
-Y sí, de la ma­yo­ría. So­mos to­das ami­gas, aun­que ten­go más afi­ni­dad con Ca­mi­la Sa­la­zar, Thel­ma Far­dín y Ca­mi­la Bus­tos. So­mos muy uni­das y nos con­te­ne­mos siem­pre que nos pa­sa al­go. Tra­ba­jar en es­ta ti­ra es co­mo ju­gar, ¡nos di­ver­ti­mos mu­cho! Te di­go más: de­trás de cá­ma­ra so­mos re uni­das, no hay di­fe­ren­cias en­tre Di­vi­nas y Po­pu­la­res.
-El año que vie­ne se­guís en Pa­ti­to 2. ¿Có­mo si­gue la his­to­ria?
-¡Oja­lá lo su­pie­ra! Hay mu­chos es­ti­ma­ti­vos pe­ro to­do el tiem­po se cam­bia la his­to­ria. In­clu­so, aún no es­tá es­cri­to el fi­nal de es­te año. Los au­to­res lo tie­nen cla­ro pe­ro en el elen­co, na­die sa­be na­da.